Un 25 del algún mes del nuevo siglo...
Había granizado como nunca.
-¡Bonito tiempo para nadar!- Ese había sido el comentario general, y mientras me secaba el cuerpo, casi no sentía el agua fria que se colaba por el domo mal impermeabilizado de la alberca, y que ahora nos congelaba los dedos de los pies.
Ese día el entrenamiento había sido interrumpido cuando abruptamente y como un volcan ardiente de agua helada, las canaletas habían sido rebasadas y pequeños trozos de hielo empezaron a caer en la alberca.
¿Yo? estaba nervioso.
Como nunca lo había estado en mi vida y como quizá solo lo esté alguna vez que decida comprometerme con alguien de por vida. Por fortuna del destino el entrenamiento había acabado una hora antes de que tus papás llegaran por ti y te llevaran en ese carro, que si te soy honesto para mi representaba el vehículo fúnebre con que un amante enamorado ve el camino definitivo al cementario de su otra mitad. Pero ese día no, ese era MI día.
Siempre he creido que la lluvia es un simbolo de buena suerte. Entre peor sea la tormenta, más afortunado me siento. Quizá ese día que había granizado como nunca era un símbolo de que si no lo hacía ese día, jamás me iba a atrever a plantarme enfrente de ti.
¿Porqué estabas tan risueña? ¿o quizá solo fue mi imaginación? El punto es que te ví divina en cuanto saliste de nadar, el cabello te caía pesado en los hombros, unas gotitas de agua, tercamente te rodaban por la espalda, marcando una linea recta hasta tus nalgas; territorio prohibido, sagrado y tan desconocido para mi.
Te sujeté de la mano y mi rostro se encendió; te susurré unas palabras y rogando que no fuera nadie a escuchar, te saqué de ese pequeño vestíbulo para poder disimular mi calor con el gélido viento de la calle.
Dudé mil veces de hacerlo, pero al fín después de mil intentos y mil rodeos, salió al menos una vez de mi boca esa ansiada pregunta. Tu me miraste con esos ojos grandes y me sonreiste. Bajaste un poco la mirada y descubrí que te amaba, con ese amor infantil, puro y estúpido, pero te juro que te amaba. Me dijiste que lo ibas a pensar y me besaste. Tiempo después llegó el sí, muy a pesar de tus papás...
Hace un par de semanas
Te volví a ver. Tu me habías evitado, nunca contestaste mis llamadas, menos mis mensajes. Decidiste no saber de mi después de que me comporté como un idiota. Y estaba bien, lo era... bueno, creo que SIGO siendo un idiota, no te lo voy a negar.
Pero siempre que no estoy contigo soy un idiota, es el efecto que quizá solo tú causas en mi y a veces no lo puedo evitar.
Te ví en la mañana, ahí estabas, sentada como hacía tanto tiempo. Ya no sé que carajos sentir. Me traicionaste, y aunque yo lo hice primero, no sé si pueda perdonártelo...
¿Para que me engaño? Ya no me duele, no lo siento y no lo sentí tampoco cuando él llegó por ti y tu corriste a sus brazos. Esa es la estupidez de aferrarse a algo sin sentido. Creo que después de todo tus padres tenían razón y era un vago a tu lado, creo que tenían razón y te merecías algo mejor... se vé que es un buen muchacho, me han dicho que tiene dinero y es del tipo que tus amigas considerarían como "lindo". No por nada todos te ven ahí, casada y teniendo hijos. Conmigo a lo que más podrías aspirar es a tomar una buena cerveza en un pubb inglés con las mochilas al hombro. Claro, en el mejor de los casos.
Ahora creo que me siento estúpido pensando en esto. Espera... me miraste, te acercaste por unos instantes y percibí esa fragancia a granizo... te despides y te vas con él... pero a mi no me importa, me sigues gustando y creo que ahora soy el mismo de hace años... pero como un vino, más concentrado, yo sé que te gustaría.
Ojalá volvieras... ¡vuelve! ya no soy tan melindroso, te juro que ya me como mis frutas y verduras como me recomendaste en aquella carta impregnada de café...
¿El futuro?
Estas casada, tienes dos hijos que son tu adoración y están hermosamente sonrientes en tu escritorio, al lado de la foto de tu novio y tu, el triunfal día de tu boda. Viven en la misma casa de tus padres, creo que son felices, al menos eso aparentas y si te conozco un poco, jamás permitirías que la gente se diera cuenta que no es así.
La vida conmigo hubiera sido complicada lo admito.
Yo no sé donde estoy, quizá en un bar escuchando rock de los 90, quizá en mi cuarto multiusos que rentaré en el cuarto piso de un viejo edificio en alguna ciudad grande, o quizá en un pequeño estudio, esparciendo lineas baratas como las presentes recordandote a ti y pensando como carajos meterte en cada historia en la que escribo (por cierto, todavía tengo tu libro de Fisica y Química).
Espero no estar esperando que regreses... quizá si piensas todavía en mí... o quizá solo el granizo es quien me hace recordarte... yo no sé.
4 comentarios:
jajaja hasta pareciera que alguna vez te has enamorado... pero no mames separa los párrafos, es un horror leer así... gracias... saludos
BUENA HISTORIA MI RAFA. YA ME LA SABIA. PERO MUY BUENA HISTORIA........LO PEOR ES QUE LOS CONOZCO A LOS DOS!!
holaaa :D!
me encantó esta entrada de hoy tuya x3!
buenísima, a decir verdad~ toda cursi XD y yo no soy cursi ...! ja xD
en fin :)
Oh!Nada que ver con lo que siempre posteas. Bueno leer algo así, más
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