La ciencia nunca ha podido revelar el misterio de los bostezos, yo no lo haré tampoco, por ahora, revelarlo esta dentro de mis planes a largo plazo. Muchas cosas me provocan bostezar, desde momentos de alegría hasta momentos de aburrimiento. Lo más importante es que sirve para expresar mi estado de ánimo, eso le queda claro a los demás en el momento en que realizo un gran bostezo, la mayoría de las personas se lo toman a mal, pero algunos cuantos entendidos en el arte del bostezo y en completa empatía con mis sentimientos me acompañan bostezando a la vez.
Recuerdo algunas clases de la universidad que me provocaron muchos bostezos, reales o fingidos, era notable para mi descubrir como los maestros pueden sulfurarse con un simple bostezo; yo creo que nunca entendieron que era una mecanismo de defensa contra su “instructiva” cátedra. Buena época aquella de la universidad, cuando un bostezo tenía tanto contenido filosófico.
Otras veces un bostezo es sumamente agradable. Como cuando me encuentro recostado en la cama escuchando música, la cual nunca me canso de oír, aunque sea la misma siempre; esos momentos vaya que ameritan un sano bostezo. Nada podría definir más mi felicidad que el momento en que puedo bostezar sin que nadie se sienta ofendido. O cuando me encuentro leyendo y las grandes verdades impresas no pueden eliminar el cansancio provocado por mi baja capacidad intelectual, el cerebro desea despertar en esos momentos, qué mejor solución que un largo y voluntario bostezo.
Lo más impresionante de este fenómeno es que una conversación puede acabar de manera espontanea cuando alguien suelta el primer bostezo; entonces se dan dos tipos de conclusiones “la conversación acabó por el tedio” o “la conversación acabó porque todo está dicho”, en definitiva prefiero la segunda opción, pero la primera es la más común.
También debo decir que el bostezo tiene sus consecuencias negativas, a veces se da el caso de que un prolongado bostezo provoca que la quijada se salga de lugar o en el menor de los casos una incómoda molestia en el área de la papada. Pero eso no borra todas las cosas positivas que tiene un buen bostezo.
Si este post les provocó un bostezo no puedo más que sentirme satisfecho. Los bostezos son contagiosos, y en definitiva no hay nada que me haría más feliz que una epidemia de bostezos. Me encanta esta reacción ambivalente que puede expresar risa, tedio, aburrimiento, burla o simplemente sana flojera.
Recuerdo algunas clases de la universidad que me provocaron muchos bostezos, reales o fingidos, era notable para mi descubrir como los maestros pueden sulfurarse con un simple bostezo; yo creo que nunca entendieron que era una mecanismo de defensa contra su “instructiva” cátedra. Buena época aquella de la universidad, cuando un bostezo tenía tanto contenido filosófico.
Otras veces un bostezo es sumamente agradable. Como cuando me encuentro recostado en la cama escuchando música, la cual nunca me canso de oír, aunque sea la misma siempre; esos momentos vaya que ameritan un sano bostezo. Nada podría definir más mi felicidad que el momento en que puedo bostezar sin que nadie se sienta ofendido. O cuando me encuentro leyendo y las grandes verdades impresas no pueden eliminar el cansancio provocado por mi baja capacidad intelectual, el cerebro desea despertar en esos momentos, qué mejor solución que un largo y voluntario bostezo.
Lo más impresionante de este fenómeno es que una conversación puede acabar de manera espontanea cuando alguien suelta el primer bostezo; entonces se dan dos tipos de conclusiones “la conversación acabó por el tedio” o “la conversación acabó porque todo está dicho”, en definitiva prefiero la segunda opción, pero la primera es la más común.
También debo decir que el bostezo tiene sus consecuencias negativas, a veces se da el caso de que un prolongado bostezo provoca que la quijada se salga de lugar o en el menor de los casos una incómoda molestia en el área de la papada. Pero eso no borra todas las cosas positivas que tiene un buen bostezo.
Si este post les provocó un bostezo no puedo más que sentirme satisfecho. Los bostezos son contagiosos, y en definitiva no hay nada que me haría más feliz que una epidemia de bostezos. Me encanta esta reacción ambivalente que puede expresar risa, tedio, aburrimiento, burla o simplemente sana flojera.
8 comentarios:
Huuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuua!
Me encanta bostezar!
Te faltó proponer tema para la próxima próxima semana jijiji.
Aunque es el único post hasta el momento
POSTEEN!
Jajaja no me acordé de lo del tema... pues yo propondría que fuera algo relacionado con el tiempo ya saben (pasado, presente, futuro) alguna mamada así...
saludos
Me agrego a la queja no sean huevones (ya ni yo) y posteen...
Ja! que wey yo si bostecé!
y pues el tema de los sueños está chevere. me late. Saludos
y que tal cuando bostezas y con eso provocas un bostezo colectivo xD
y solo por eso, un bostezote!
saludos!
bostezar me recuerda la paz y tranquilidad de estar metida y segura en mi camita en medio de la noche con la Luna acompañándome en algún lugar no tan lejano como podría parecer~
siiee x3!!
yo adoré este post!
Bostezar es grandioso.
Lo terrible es cuando alguien lo interrumpe... eso si es realmente terrible.
Una vez bostezando se me metió una mosca a la boca... mal sabor de boca
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