Admitido lo tengo, soy un quejumbres. Tengo quejas por doquier y de cualquier estupidez empezaré a quejarme. Escoger tema no es sencillo, sin embargo usaré algo más honesto que si me quejara de algo específico. Mi queja es sobre mi intolerancia al mundo. Es cierto, el mundo me da roña -¿y cómo no quejarse de todo aquello causante de la roña?
Es un estado crítico y muchas veces radical. Más de una vez he tenido problemas con distintas personas. Desde familia y amigos hasta desconocidos aventureros respondones quienes me han puesto en mi debido lugar en esos momentos. ¿A qué se debe esta intransigencia mía? Muy sencillo: soy un amargado de mente cerrada –de esos fervientes creyentes de las mentes abiertas.
Es un poco irrisorio y castrante las razones por las cuales me quejo. Algunas veces es por querer hacer mi voluntad –ya sea de manera necia o por haber sido frustrado de ejercer mi libertad-, otras veces es por irracionalidad mía –celos, soy una bestia en el cuerpo de un hombre cuyo deseo ferviente es ser una mujer de pechos grandes, cintura esbelta y glúteos perfectos-; por discrepancias con mis creencias político-religiosas-morales y muchas veces simplemente por no saber decir nada bueno del mundo.
Esta cualidad mía se ha convertido en un problema. Todo es una competencia y cualquier objeto o situación postrada ante mí se vuelve objeto de crítica. Incluso si me dan la razón siento una superficialidad extrema y plástica generadora de malos ratos y quejas futuras. Entorpece las comunicaciones con otras personas y con uno mismo; el mundo se vuelve negro y sin ninguna razón de ser. Es una cualidad depresora. Toda acción propia y externa se vuelve susceptible a crítica. Se destruyen relaciones y uno mismo empieza a destruirse a sí mismo. Comienzan culpas, rencores sentimientos de frustración y una cadena eterna de hubieras.
A pesar de todo esto, no me decido a cambiar. No conozco otro modo de vida y es uno bastante cómodo. Uno vive sin involucrarse en la vida, simplemente apuntando infortunios y faltas a lo ideal –al menos a nuestro ideal. Me quejo de mi mismo, pero no decido cambiar. Simplemente me quejo para tener la autoridad moral de poder decir “al menos yo acepto mi realidad” aunque esto sea un tanto hipócrita.
Es un estado crítico y muchas veces radical. Más de una vez he tenido problemas con distintas personas. Desde familia y amigos hasta desconocidos aventureros respondones quienes me han puesto en mi debido lugar en esos momentos. ¿A qué se debe esta intransigencia mía? Muy sencillo: soy un amargado de mente cerrada –de esos fervientes creyentes de las mentes abiertas.
Es un poco irrisorio y castrante las razones por las cuales me quejo. Algunas veces es por querer hacer mi voluntad –ya sea de manera necia o por haber sido frustrado de ejercer mi libertad-, otras veces es por irracionalidad mía –celos, soy una bestia en el cuerpo de un hombre cuyo deseo ferviente es ser una mujer de pechos grandes, cintura esbelta y glúteos perfectos-; por discrepancias con mis creencias político-religiosas-morales y muchas veces simplemente por no saber decir nada bueno del mundo.
Esta cualidad mía se ha convertido en un problema. Todo es una competencia y cualquier objeto o situación postrada ante mí se vuelve objeto de crítica. Incluso si me dan la razón siento una superficialidad extrema y plástica generadora de malos ratos y quejas futuras. Entorpece las comunicaciones con otras personas y con uno mismo; el mundo se vuelve negro y sin ninguna razón de ser. Es una cualidad depresora. Toda acción propia y externa se vuelve susceptible a crítica. Se destruyen relaciones y uno mismo empieza a destruirse a sí mismo. Comienzan culpas, rencores sentimientos de frustración y una cadena eterna de hubieras.
A pesar de todo esto, no me decido a cambiar. No conozco otro modo de vida y es uno bastante cómodo. Uno vive sin involucrarse en la vida, simplemente apuntando infortunios y faltas a lo ideal –al menos a nuestro ideal. Me quejo de mi mismo, pero no decido cambiar. Simplemente me quejo para tener la autoridad moral de poder decir “al menos yo acepto mi realidad” aunque esto sea un tanto hipócrita.
3 comentarios:
k buena entrada *-*!
muii expresiva! xDD
me gustó :D
pero o,o
creo que quejarse es una manera de evitar hacer un cambio~
no diré más xD
puede que me mates por respondona :)
jajajaja xD
pura broma :D
buen poosst, la vdd ;)
Bortchácalas, me dí cuenta que no le entraste al reto anterior, espero que al siguiente si.
Y pues, buen post.
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