15/8/09

Hablando de Ortografía...

Alguna vez tuvimos un compañero en este blog cuya obsesión era ser gramaticalmente correcto y señalar las faltas de ortografía como si fuera nazi. Todos sus posts se basaban en eso. Era molesto y de cierto modo me gustaba molestarlo haciendo mi mejor esfuerzo al escribir y en el texto decirme la próxima víctima de dicho personaje. Hasta la fecha, cuando escribo para este blog, se me figura escribir para no ser criticado por Lord Word.

Me acordé súbitamente de esto por el último post de Gezeta y me parece bueno reforzar y retomar algunas cosas ya dichas por él y las cuales serán criticadas -por los lectores, no por mí .

Yo también soy prejuicioso con la ortografía. Mi ortografía no es la mejor y mi redacción dista mucho de ser perfecta. Sin embargo, las considero arriba del promedio. Este logro ha sido por distintos impulsos. Mi hermano fue uno de ellos, pero no todo el crédito va para él. La verdad, el crédito es completamente mío. No tuve buenos maestros de español en la vida y sólo me dieron vagas nociones. Mis conocimientos de la lengua española fueron adquiridos por leer y escribir. Si algo no suena bien a la hora de escribir, si no suena elegante o simplemente no te convence es por algo y seguramente ahí encontraras un error. Esos errores se rectifican investigando en un diccionario o en una gramática e incluso preguntándole a algún conocido que sepa bien español.

García Márquez es de mis autores favoritos, sin embargo difiero con él en su opinión. Incluso sus argumentos me parecen contradictorios con los hechos de su vida. A él se le otorgó el premio nobel y tiene el ego inflado por tanto premio no sólo por sus ideas, sino también por su buen manejo del lenguaje. Él mismo cuenta su obsesión por no usar adjetivos con la terminación –mente, la cual ya es una norma parecida a aquellas de las cuales reniega. Intentemos un día aplicar las reglas propuestas por el a ‘Cien años de soledad’ y veamos si es inteligible.

Estoy de acuerdo con la evolución del lenguaje –e incluso si no lo estuviera, el lenguaje evoluciona- pero también sé de su función, la cual es comunicar. El lenguaje escrito debe comunicar y nace del lenguaje hablado. Es por eso la existencia de los acentos. Los acentos son para crear por medio de un símbolo la inflexión requerida para encontrar automáticamente el sentido. Si bien se puede entender por contexto que inflexión debe tener una palabra, el proceso entorpece el entendimiento. Si el lector debe ir descifrando cada palabra, terminará más ocupado en el descubrimiento de cada palabra en vez del entendimiento del texto en conjunto.

Algunos me verán como puritano y tal vez lo sea. Yo me pongo de reto en cada texto usar la menor cantidad de queísmos posible, el cual es un artificio tal vez innecesario. Sin embargo, mi creencia es que la reducción –pues su eliminación es muy difícil- enriquece el lenguaje. El lenguaje debe ser innovado, y el lenguaje evoluciona muy rápido. Incluso en las ciudades, la manera de hablar es distinta dependiendo de la zona. Sin embargo, no me parece correcto adaptar a las normas generales de millones de hablantes unas reglas usadas solamente en una pequeña porción de la población. Es cuando estas normas se esparcen a una mayor población cuando empiezan a adaptarse y por eso se tienen normas de gramática para distintas regiones.

Concuerdo con Gezeta. García Márquez propone esto por el hecho de jamás haber aprendido bien las reglas ortográficas. No sé si por capricho o por verdadera dificultad, pero su argumento suena más a una justificación. El lenguaje es para entendernos de una manera tanto oral como escrita y las normas para el buen entendimiento son necesarias. No es posible comunicarse si cada quién aspira a tener su propio código gramatical con sus propias definiciones.

Existen errores por falta de atención, o por hablar muy rápido. A todos se nos va, es cierto y en el lenguaje oral es más común e imposible de corregir. Cuando hablas, alguien lo escucha puro. Pero los escritos se pueden revisar antes de ser compartidos. Es por esa razón que no existe una verdadera justificación de una mala ortografía y redacción –o al menos de intentar mejorarla.

Yo propongo, al contrario de García Márquez, una reforma al método de educación del español. Buscar enseñar los modelos basados en una lógica lingüística y no por repetición. Enseñar a los alumnos el origen de las reglas gramaticales y ortográficas en vez de aplicar la ley ‘La letra con sangre entra’. Se obtiene doble beneficio: El beneficio de la mejoría en el uso del lenguaje y el ejercicio del pensamiento lógico del alumnado. Saber hablar es saber pensar y es un beneficio del cual podríamos valernos en estos tiempos.


TEMA PROPUESTO

La crisis en mi ciudad

6 comentarios:

ge zeta dijo...

Me encanta que me hayas hecho segunda con el tema.

La ortografía me apasiona tanto o más como a Lord Word creo.

A veces por las calles sonrío cuando veo algún anuncio escrito correctamente. Es una fijación bien rara.

Está bien bonito tu post. Lo leí antes de que se publicara, jijiji =P

Happix dijo...

Yo no creo tener buena ortografía, mucho menos redacción, lo que si se es que hago la lucha por que no quede tan 'pior'

El Tipo dijo...

Jajaja ches montoneros, ni pedo, lo pago.

El Tipo dijo...

Jajaja ches montoneros, ni pedo, lo pago.

Güengo dijo...

Chale ¿en serio García Márquez no aprendió bien las reglas ortográficas? Y así le dieron el premio nobel… que cosas

Por lo demás estoy de acuerdo en que tener buena ortografía es importante yo hago mi luchita, pero pues casi siempre se me escapa algún error…

Borchácalas dijo...

Sí, él mismo lo dice. Sus Editores luchan con sus faltas de ortografía y su madre le regresaba sus cartas señalándole todas las fallas.