Acerca de la estupidez

Es difícil definir un concepto tan complejo e interesante; la estupidez es uno de los elementos comunes de la humanidad, es difícil imaginar al ser humano sin un componente de estupidez en sus maravillosos cerebros. La estupidez, en la mayoría de las personas, se desata en momentos de crisis y peligro (al igual que el deseo sexual o el miedo, entre otros instintos primarios) esos momentos son aprovechados por algunas personas en su propio beneficio, esto ha sido así desde siempre, desde el barón de Rothschild hasta los vendedores de cubre-bocas clandestinos.

La palabra estupidez proviene del latín, en dicho lenguaje el estúpido es aquel que se encuentra aturdido. La estupidez es la falta momentánea o permanente de inteligencia, es increíble como a diario encontramos hechos que revelan lo estúpida que es la gente. Los hechos actuales de nuestro país han disparado en mí una sensación de autocompasión y de temor ante el exponencial crecimiento de la estupidez.

Bart le dice a Homero: “Es difícil no hacerle caso a la televisión, pasa más tiempo educándonos que tú”. Una verdad irresistible…

La economía ha sufrido grandes estragos durante el pánico provocado por la influenza. Uno de los sectores más afectados es el de los derivados del cerdo, a pesar de que por diversos medios se ha informado que la carne de cerdo no produce contagio, ya que éste se da de persona a persona; al parecer es el momento adecuado para aprovechar la estupidez de la gente y zamparse unas buenas chuletas, no me sorprendería que casi regalaran la carne yo quiero estar en la fila.

Entre otras cosas estúpidas acerca de la influenza se encuentra el repudió que se ha generado hacia los mexicanos, ahora resulta que cualquier hijo de judío puede decirnos que somos unos “leprosos” como si la lepra tuviera algo que ver con la influenza, no cabe duda que la estupidez humana es infinita.

Pero los chinos se llevan las palmas con sus trajes de la era espacial; pero bueno son chinos, por algo han llegado a ser una potencia mundial a pesar de ser un experimento comunista fracasado (tal vez esa sea la razón de su éxito), los chinos siempre vigilan con esos ojillos tan característicos… esos ojillos que atrapan tu mente y la ponen en alerta con un anuncio que dice: “cuidado, es chino”.

Pero la estupidez que más me caga es la de los partidos políticos, que creen que pueden convencer con sus vanas palabras, si supieran que la gente vota por ellos simplemente porque tienen que hacerlo, ya que en la actualidad nadie cree en la “democracia” aunque públicamente digan lo contrario, o ya sea porque tienen la esperanza de que alguien se trague sus mentiras… eso sí que es estupidez. El PAN diciendo que ellos si combaten a la delincuencia es una cosa tan estúpida que no puedo acabar de ver el comercial sin cambiarle de canal; la morrita del PRD me tiene hasta la madre con sus estúpidas charlas con ese pinche bigotón que dice que hay que comprar cosas hechas en México, ¡vaya eso sí sería una novedad! Los mexicanos queriendo algo hecho en México; hablar del PRI es tan estúpido que ni siquiera vale la pena…

La estupidez no es un fenómeno tan moderno, en el siglo II el filosofo de la escuela cínica llamado Peregrinus decidió aventarse a una hoguera porque pensó que el pueblo lo salvaría, lamentablemente el hombre murió incinerado. Esto o podría ser una estupidez o un acto muy valiente para demostrar algún punto, a fin de cuentas los filósofos griegos han dicho casi todas las ideas “geniales” que hemos retomado en la modernidad.

La estupidez es uno de los inventos más sofisticados fue puesto en escena explícitamente para ejemplificar lo que es contrario a la inteligencia, pero implícitamente para dominar y mantener a las personas alejadas de la verdad. Si pudiéramos llegar a ese lugar donde todas las cosas son idénticas a su contrario, entonces estaríamos en la posibilidad de decir que la estupidez es un acto inteligente o que la inteligencia es un acto de estupidez, o que ninguna de las dos cosas existe… yo me inclino por la segunda opción, la inteligencia siempre ha sido uno de los aliados de la estupidez las miles de personas que trabajan al servicio de diversos gobiernos para desarrollar armas biológicas, armas nucleares, entre otras armas de destrucción masiva son el mejor ejemplo de este curioso fenómeno.