Vacaciones

Sin duda hay algo que todos los no creyentes tienen que agradecerle a Jesucristo… las vacaciones de semana santa. Toda la semanita que me he pasado a toda madre en la playa se deben a que el gobierno laico y omnipresente sobre el Dios que todo lo ve permitió que los días religiosos fueran días feriados. Esto me da alegría en gran medida ya que tanto trabajo y desgaste los demás días del año sirven de algo gracias a la muerte, pasión y resurrección de Jesucristo.

Esta semana santa no ha sido muy productiva para mí, pocos días he estado ebrio (si es que alguno), me la he pasado observando mujeres hermosas pero como aquellos perrillos que ven un buen jamón pero no lo pueden alcanzar (aunado al hecho de que siempre andan junto a güeyes bien mamados), empecé a leer una novela que no me está gustando mucho pero que seguramente acabaré de leer (El Padrino, el regreso – Mark Winegardner), estrené un nuevo bronceado que indudablemente me dolerá horrores cuando regrese y además no me puesto pedo casi ningún día… mmm creo que eso ya lo dije.

El hecho es que sin lugar a dudas las vacaciones tienen muchas más cosas positivas que negativas, me encanta el hecho de que por algunos días muchas personas dejen de lado sus trabajos para disfrutar el fruto de lo que han trabajado por tanto tiempo. Son como un placebo al trabajo enajenado. Es combatir la enajenación cotidiana con más enajenación, ya que el consumismo se da rienda suelta en estos días, como pasa en la época navideña y en menor escala en los demás días feriados del año. Soy consciente de que muchas personas no pueden darse el lujo de tomar vacaciones, vaya que Jesucristo no pensó en eso a la hora de ofrecernos su pasión.

Bueno como ya me vi muy superficial con este post, aquí les dejo una teoría de cómo cometer el crimen perfecto…

No se preocupen sí recogí la botella… bueno el crimen no es tan perfecto tiene el pequeño defecto de que alguien puede pisar la botella…